El efecto Pigmalión hace referencia a aquel efecto que hace que la creencia que tiene una persona sobre otra, puede influir en el rendimiento de esta última.
En la mitología griega Pigmalión quiso esculpir la estatua de la mujer perfecta, al terminarla se enamoró de ella con tal fuerza que la estatua cobró vida. La influencia del escultor dio vida a la escultura.
Las expectativas que depositamos en los niños y niñas, son percibidas por éstos generando una poderosa influencia en su rendimiento y en su comportamiento.
¿Cómo se produce este efecto?
Todas las personas percibimos el juicio de los demás, sabemos de un modo inconsciente, pero claro lo que los demás piensan y esperan de nosotros. Esto ocurre porque cuando tenemos una expectativa acerca de alguien, esta se convierte en una creencia poderosa en nuestra mente y como consecuencia actuamos de acuerdo con esa creencia. Los niños y niñas notan esa actuación que tenemos hacía ellos y empiezan a desarrollar la misma creencia que hemos elaborado nosotros en un primer momento. Al elaborar esta creencia acaban actuando de acuerdo con la misma. Como por ejemplo:
Si pensamos que un niño/a es un mal estudiante y que no va a sacar buena nota en un examen. Esa creencia se mantendrá en nuestra mente y sin darnos cuenta actuaremos de acuerdo con ella, con comentarios, clima, conductas como preguntar y darles tiempo a responder etc… estas actuaciones hacen que el niño/a se haga una idea de lo que se espera de él/ella y actué de acuerdo con ello.
¿Qué son las expectativas positivas? Expectativas Positivas, Negativas y Exigencias.
Las expectativas son lo que esperamos del niño/a. ¿Pero cuáles son las expectativas positivas?, a veces confundimos expectativas con exigencia y es muy importante no confundir estos términos.
Una expectativa es una creencia sobre lo que esperamos del pequeño, una expectativa positiva ha de ser adecuada a la edad, nivel de desarrollo y características individuales del niño/a. Es decir una expectativa positiva es creer en el niño/a dentro de sus posibilidades.
La expectativa negativa sería no creer en el niño/a.
Por otro lado una exigencia es lo que queremos que consiga sin prestar atención a sus características individuales. A veces puede ocurrir que nuestras exigencias sean altas y las expectativas negativas. Es decir queremos que el niño/a saque una buena nota, pero al mismo tiempo no creemos que pueda hacerlo. Cuando ocurre este caso, estamos generando un nivel de exigencia muy alto que puede dañar la autoestima y el bienestar emocional de los pequeños.
El Efecto Pigmalión: 8 Consejos para emplear las expectativas en educación
Analiza las expectativas y creencias que tienes sobre los niños y niñas, y toma conciencia de cómo actúas guiado por ellas.
Aprende a creer en ellos y a transmitirles esas expectativas positivas.
Cambia tu modo de actuar hacía ellos, préstales atención y demuéstrales que tus expectativas son positivas.
Evita hacer juicios devalor, piensa que están aprendiendo y que son capaces de todo, solo necesitan un empujón y saber que pueden.
Conoce al niño/a, sus características y sus posibilidades y encuentra de acuerdo con ello el equilibrio en el nivel de exigencia.
Cambia sus “no puedo”, deja que se relajen y diles “si puedes, yo te voy a ayudar”.
Refuerza sus logros y no te centres solo en lo que hace mal.
Ayudarles a cumplir las expectativas. Muéstrales el camino a seguir, no se trata de hacerlo por ellos, pero sí de guiarles.
Celia Rodríguez Ruiz
Psicóloga y Pedagoga
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