Las emociones forman parte de las personas, son inherentes a los seres humanos. Los seres humanos somos seres emocionales. Nuestras emociones vienen determinadas por nuestro pensamiento y son nuestras emociones las que van a dirigir nuestra conducta.
Es importante prestar atención a la educación emocional de los niños y niñas y dotarles de una alta inteligencia emocional que se traduzca en una sana autoestima, seguridad, confianza, habilidades sociales, capacidad de superarse y de tolerar la frustración, etc…
Una educación emocional en los primeros años les va a permitir ser capaces de identificar, expresar y manejar sus emociones. No se trata de reprimirlas o suprimirlas, sino de ser capaces de gestionarlas de manera inteligente logrando con ello ser ellos los que controlen sus emociones y no las emociones las que les controlen.
Las bases de la educación emocional
La educación emocional atiende necesidades personales y sociales, no atendidas en la enseñanza tradicional.
La base sobre las que se sustenta la educación de las emociones es la propia persona, cada emoción tiene sus correlatos comunes, pero es una sensación única y subjetiva de cada persona. Por lo tanto educar las emociones es enseñar a cada persona a reconocer, identificar y regular su propio estado emocional, logrando desarrollar de este modo habilidades de vida y de bienestar.
Competencias emocionales.
Las competencias emocionales que se han de desarrollar con la educación emocional son:
Conciencia emocional: identificación de emociones propias y ajenas.
Regulación emocional: regular las propias emociones.
Autogestión de las emociones: controlar las emociones antes de que éstas nos controlen a nosotros.
Inteligencia intrapersonal:nos permite entendernos a nosotros mismos, autoconcepto, autoestima, autoeficacia, etc.
Inteligencia interpersonal: nos permite entender a los demás, empatía, asertividad, habilidades sociales,…
Habilidades de vida y de bienestar.
10 Consejos para educar las emociones.
Reconoce tus propias emociones y ayuda al niño/a a identificar las suyas. Para ello varias veces al día reflexiona y haz que reflexionen: ¿cómo me siento? ¿por qué me siento así?, ¿cómo estoy manifestando lo que estoy sintiendo? Esta emoción ¿me ayuda en la situación actual? ¿qué puedo hacer para mantenerla o bien cambiarla y sentirme mejor?
Realiza con ellos actividades que les ayuden a fomentar su conciencia emocional.
Niños/as pequeños: dibuja las expresiones faciales de las emociones, juega a imitar emociones, etc.
Niños y niñas más mayores: diario emocional donde anoten lo expuesto en el punto anterior.
Vive con ellos experiencias emocionales positivas. Puedes emplear el juego, la música, muestras de afectos, cantar, bailar, la risa, etc.
Explícales tus emociones y las de los demás. Desarrollaran su inteligencia interpersonal. Debes explicarles que sientes, porque te sientes así y como manifiestas esa emoción.
Acéptale tal y como es y desarrolla su inteligencia intrapersonal. Ayúdale a conocerse, y a valorar sus fortalezas.
Enséñale que ante diferentes situaciones podemos tener diferentes pensamientos, muéstrale el valor de los pensamientos positivos sobre los estados emocionales.
Anímale a que muestre sus emociones, tanto las positivas como negativas. Reprimir o suprimir los estados emocionales es negativo, se trata de expresar los diferentes estados emocionales, de conocerlos y de ser capaz de modificarlos, pero deben dejarlos salir.
Crea un clima de seguridad y confianza donde el niño/a no sienta temor o vergüenza por expresar las emociones.
Llama a cada emoción por su nombre, es importante que diferencien el enfado de la tristeza, la vergüenza, la alegría, la sorpresa, etc.
Emplea libros, películas, series de televisión y pídeles a los niños y niñas que te expliquen cómo se sienten los diversos personajes.
Celia Rodríguez Ruiz
Psicóloga y Pedagoga
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