martes, 16 de diciembre de 2014

Juego educativo: Mis deseos de navidad.


Juego educativo para enseñar a los niños y niñas el valor de todos aquellos deseos de corazón, no materiales.


OBJETIVOS

Enseñar a los niños y niñas a valorar, aquellas cosas que realmente les hacen felices.
Desarrollar la capacidad de ir más allá de los deseos materiales. .
Fomentar la educación en valores.

PARTICIPANTES

Niños y niñas de 5 años en adelante.

MATERIALES

Ficha, cartulinas y material para escribir.

EN QUE CONSISTE EL JUEGO

Al llegar la navidad todos los niños y niñas piden muchos regalos, las cartas a los Reyes Magos y a Papá Noel, se convierten en una interminable lista de juguetes. Las Navidades son una época para dar y recibir, para compartir. Pero últimamente parece que los pequeños solo se preocupan por recibir regalos. A través de una entretenida dinámica ayudaremos a los niños y niñas a hacer una reflexión sobre otro tipo de deseos no materiales, como la paz, la amistad, la salud, o deseos más específicos, como “deseo que mi hermano este contento”, “deseo que mi familia siga estando unida”, etc. Con estos deseos haremos nuestros propios adornos que emplearemos para decorar el propio árbol de navidad.

INSTRUCIONES

Preparación: Preparamos las fichas y las cartulinas


Explicación:
Cuando llega la Navidad, todos sabemos que es una fecha para dar y recibir, una época para compartir, pero en muchas ocasiones nos olvidamos de estos valores y nos preocupamos por pedir cosas que queremos. Es importante que aprendamos a diferenciar aquellas cosas que realmente nos hacen felices, aquellas que realmente necesitamos. Los juguetes o las cosas materiales no nos hacen realmente felices, pueden ocasionarnos alegría en un momento determinado, pero no son lo que realmente nos llena. Un juguete lo podemos reemplazar por otros juguetes, pero el cariño y la compañía de los seres queridos son irremplazables. Es importante en estas fechas hacer una reflexión sobre ese tipo de deseos para nosotros mismos, para nuestros seres queridos y para todos.

Vamos a dedicar unos minutos a pensar en aquellos deseos, es importante que pensemos en aquellas cosas que de verdad deseamos y que realmente nos hacen felices. Anotaremos estas cosas en una hoja, haciendo nuestra lista de deseos. Una vez hecha la lista de deseos, vamos a decorar nuestro árbol de navidad con estos deseos. Podemos emplear las plantillas para hacer los adornos, anotando en cada uno de ellos un deseo, o podemos hacer el deseo como queramos lo importante es que sea un verdadero deseo.
Cuando tengamos todos los adornos-deseos preparados los utilizamos para decorar el aula, el árbol de navidad o nuestra casa. Lo importante es tener los adornos a la vista para recordar durante estas fechas lo importante de dejar de lado los regalos materiales y centrarnos en otros aspectos más profundos.

5 diferencias entre castigo y consecuencia.



Hoy compartimos con vosotros este artículo de Irene Álvarez, de la página Coaching para tu vida, donde nos explica 5 diferencias entre castigo y consecuencia. Si queréis conocer mejor a Irene os animamos a visitar su página, en la que da soluciones para una crianza feliz, cosa que os recomendamos, pues a nosotras nos encanta.
5 diferencias entre castigo y consecuencia

Sobre los castigos está casi todo dicho. La palabra castigo suena a viejo, rancio y feo y ahora, los nuevo es llamarlos consecuencias pedagógicas o castigos educativos o cualquier otro eufemismo del estilo, pero ¿qué es una consecuencia y qué un castigo?

1. Cuestión de significado


Un castigo es (según la RAE) un escarmiento, una pena, que se impone por una falta cometida.
Una consecuencia es un hecho que resulta de otro.
De forma que llamar consecuencia pedagógica a la silla de pensar por ejemplo, es como mínimo una falta de conocimiento y a mi entender una mentira.
La silla de pensar, dejar sin móvil, sin tele o sin salir no creo que sean consecuencias de casi ningún acto. Son castigos.
Una consecuencia es mojarte si sales sin paraguas y llueve, tener que recoger y limpiar el agua derramada y los cristales de un vaso que se rompe, no poder ponerte tu camiseta favorita porque está manchada y no la echaste a la lavadora… eso son consecuencias derivadas de nuestros actos y son las que educan realmente para nuestra vida.
¿Quién no ha aprendido a lavar la ropa de un color junta porque tiñó de rosa una camiseta blanca? ¿Quién no ha aprendido a tener cuidado con el horno porque se quemó? Y así con muchos aprendizajes significativos que han ocurrido en nuestra vida.

2. La consecuencia es neutra, el castigo busca dañar

Admitámoslo, cuando nos sale el castigo de dentro la ira está al mando. No buscamos educar, razonar, entender… buscamos dar un escarmiento y que el niño aprenda “por las malas”. Por mucho que no queramos admitirlo, cuando surge el castigo en nuestra mente nos invade un sentimiento de frustración, enfado y ganas de hacer pagar al otro por lo que ha hecho. Esto viene de nuestra infancia, de cuando éramos nosotros los que recibíamos el castigo, de no saber gestionar la frustración que sentíamos y sentimos, y que nos provoca impotencia ante lo que vemos.
La consecuencia no está revestida de ira porque no busca dar un escarmiento. Es lo que sucede inmediatamente después del acto. Si lo vemos con actos adultos resulta más fácil. Imagina que por accidente has roto la televisión. No creo que para escarmentar te digas a ti mismo “vale, ahora me quedo una semana sin postre a ver si así aprendo y encima tengo que pagar el arreglo de la tele.” Suena estúpido ¿verdad? La consecuencia directa y lógica es que si hemos roto la televisión tenemos que arreglarla. Eso conlleva que no podemos verla durante el tiempo que está rota, que tenemos que gastar dinero en arreglarla y eso tal vez nos suponga que no podamos comprar otras cosas que teníamos pensadas… y todo ello son consecuencias del mismo acto: se ha roto la televisión.

3. La consecuencia es aprendizaje en sí misma

El castigo, para que sea efectivo, debe ser perdurable en el tiempo y debe repetirse siempre el mismo y no levantarse, ¿por qué? Porque no es significativo de aprendizaje.
Si dejamos a un niño sin postre durante una semana porque se ha portado mal y un día viene una visita y levantamos el castigo, el niño aprenderá que el castigo puede ser levantado o no según convenga y no será efectivo.
Si un niño no quiere cenar y se va a la cama sin cenar porque no tiene más hambre, la consecuencia directa puede ser que al día siguiente tenga hambre y haya experimentado esa sensación, de modo que la próxima vez, quizá podamos recordarle lo que sintió al tener hambre y así recuerde que debe cenar. No tenemos que dejarlo sin cenar a posta ni nada por el estilo porque no es necesario.

4. El castigo no es natural

Las consecuencias forman parte de nuestra vida y nos enseñan por ellas mismas. Los castigos son impuestos por alguien externo que busca educarnos porque sabe más, porque se erige sabedor de la verdad.
Y eso deja al niño sin la posibilidad de elaborar su propio pensamiento a cerca de lo que está bien o mal, de lo que se debe hacer o no.
Cuando un niño rompe algo de manera accidental, si no ha habido castigo previo, vendrá y nos lo mostrará para que veamos lo que ha pasado y ante un hecho que no conoce, vea cómo actuamos. Si en ese momento castigamos aprenderá que la próxima vez, mejor ocultar el hecho. Si aplicamos consecuencia y diálogo aprenderá que ante un problema o situación inesperada se busca una solución y posteriormente se puede además reparar el daño moral si lo hubiera. No ocultará lo que ha pasado porque no habrá miedo a represalias.

5. El castigo educa desde el miedo, la consecuencia desde la reflexión

El castigo busca erradicar el comportamiento quitando privilegios. Eso nos lleva a la conducta de evitación, que nos lleva a mentir, ocultar, disimular y echar balones fuera, justificaciones… por el miedo al castigo.
La consecuencia busca educar en responsabilidad de nuestros actos. Busca que aprendamos a vivir en sociedad respetando el espacio y posesiones de los otros. No hay miedo porque tras el echo hay diálogo y resolución de situaciones, nada que nos deba preocupar. Nada que haga que el niño quiera huir de lo que vendrá después.

Estas son solo 5 diferencias, aunque seguro que hay más. Para acabar, una pista sobre si es consecuencia o castigo, lo que vas a hacer, ¿se lo harías a tu pareja? ¿Lo haces desde el enfado? ¿Quieres demostrar superioridad? ¿Lo haces desde el amor? Si contestas a estas preguntas podrás ver si es castigo o consecuencia.

Irene Álvarez

lunes, 1 de diciembre de 2014

Consejos para una buena implicación de los abuelos en la educación de los niños/as

Los abuelos siempre han tenido un papel muy importante en las familias, son una figura de apego presente desde el primer momento para los más pequeños y un referente que ejerce una importante influencia en los padres y madres.

El ritmo de vida actual y las condiciones sociales, hacen que este papel de los abuelos se intensifique, siendo cada vez más frecuente las familias que han de recurrir a la ayuda y apoyo de los abuelos para la educación de los niños y niñas. El rol de los abuelos se ha transformado, ya no solo son una figura de apoyo, se han convertido en unos segundos padres o padres sustitutos que desempeñan el papel de éstos cuando están ausentes u ocupados en sus trabajos.

La implicación de los abuelos, se hace en muchos casos necesaria. Esta ayuda imprescindible que aporta importantes beneficios no siempre está exenta de problemas o conflictos. Veamos los más comunes:

Conflictos a la hora de establecer normas, reglas o límites. Es habitual que entre ambos miembros de la pareja aparezcan los conflictos a la hora de llegar a un acuerdo en determinados temas relacionado con la educación de los niños/as. Cuando entran en juego los abuelos estos conflictos se multiplican, ya que estamos hablando de más figuras de autoridad y apego, cada una con su propio criterio y opinión.
Posible sobrecarga de los abuelos.Los abuelos ya tienen una edad y ya han educado a unos hijos. La educación de un niño/a exige mucho tiempo y constancia, en ocasiones los abuelos se encuentran sobrecargados con esta nueva labor.
Los abuelos ejercen su rol de padres con los padres del niño/a. No debemos olvidar que los abuelos antes que abuelos son los padres de los padres. Es habitual que tiendan a ejercer su rol de padres y opinen, riñan e incluso impongan a los padres.
Los niños y niñas juegan a poner al límite las distintas figuras de autoridad. Resulta común que los niños y niñas busquen hasta donde pueden llegar con los distintos adultos que se encargan de su atención y cuidado. Los abuelos tienden a consentir y mimar a sus nietos, y éstos siendo conscientes de esto tenderán a aprovechar este trato de favor en su beneficio. Esto ha ocurrido siempre, pero en otras épocas el papel de los abuelos no era tan directo en la educación.


La implicación de los abuelos tiene también importantes beneficios para la educación de los niños y niñas y para el buen funcionamiento de la familia. Veamos cuales son:

La educación de un niño/a se enriquece con más personas y aportaciones.
Suponen un desahogo para las cargas familiares.
Aportan un punto de vista diferente que sirve de conciliación y mediación ante determinados conflictos.
Apoyan la labor de los padres y proporcionan una figura distinta que pueda paliar determinadas necesidades tanto de los niños/as como de los padres.

Consejos para una buena implicación de los abuelos en la educación de los niños y niñas

Todos somos personas adultas que tratamos de aportar lo mejor para la educación de los niños y niñas, por ello es fundamental que desarrollemos una comunicación fluida y asertiva, donde podamos explicar y defender nuestros puntos de vista sin dañar a los demás.

Es fundamental consensuar las normas entre todas las figuras de autoridad. Es importante que los padres escuchen y acepten la opinión de los abuelos y que éstos respeten las normas y el criterio de los padres.

Los abuelos son una figura de apoyo y ayuda fundamental, pero nunca deben sustituir a los padres. Es fundamental que cada uno mantenga su papel como figura importante para el desarrollo del niño/a. Los padres no deben delegar determinadas funciones en los abuelos y los abuelos no deben meterse en esas funciones.

Ante los conflictos es importante que todas las partes mantengan la calma. Los padres han de asumir que si los abuelos les ayudan tienen derecho a opinar y a ejercer su rol de padres, entiendo que su intención es buena. Los abuelos por su parte han de comprender que sus hijos ya son adultos y que no pueden tratarlos como a niños/as.

Cada uno tiene su función y es una figura importante para el desarrollo sano del niño/a, pero debemos mantener la autoridad y el respeto con todas las figuras. Todos tenemos la misma autoridad de cara al niño/a, es decir lo que no se le consiente con los padres, tampoco con los abuelos. Es fundamental que nadie quite autoridad a nadie delante del niño/a.

Celia Rodríguez Ruiz

Psicóloga y Pedagoga

Normas para usar el móvil e internet y pautas para educarles en un uso responsable.

Un ejemplo de las normas para usar el móvil, que les podemos poner son las siguientes, es aconsejable mostrárselas por escrito y llegar a un acuerdo con ellos (a modo de contrato, tendrás teléfono móvil si cumples estás reglas, si no te lo quitaremos), a continuación exponemos unas cuantas normas a modo de ejemplo, cada caso y cada familia pondrá las que considere convenientes. Es fundamental explicarles el porqué de cada norma.

Como padres siempre sabremos la contraseña.
Antes de descargar una aplicación tendrás que informarnos.
Contestaras siempre a nuestras llamadas.
El teléfono se apaga por la noche. Y se mantiene en silencio en lugares públicos.
El móvil no se lleva al colegio, a no ser que sea necesario localizarte por algo, o tengas que avisarnos por algo (como ir a recogerte).
Si el móvil se cae, rompe o pierde, tú serás el responsable.
No uses el móvil para mentir, insultar o dañar a otras personas. No entres en conversaciones que provoquen estos perjuicios a otros. Si eres tú quien resulta dañado/a nos informaras de ello.
No hables, ni entables amistad con personas que no conozcas en persona.
No usaras el móvil para decir algo que no dirías en persona, cuando te estemos escuchando.
El móvil no se usa para enviar fotos privadas, ni intimas tuyas ni de otras personas, puede provocar importantes repercusiones en tu vida. Si recibes alguna foto privada de alguien tendrás que informarnos para poder actuar.

10 Pautas para educarles en un uso responsable

Explícales los riesgos y los beneficios del uso de las nuevas tecnologías de la información y comunicación.
No les prohíbas el acceso a las TIC, en lugar de ello, procura un uso supervisado. Puedes llegar a acuerdos con ellos, del tipo puedes conectarte a internet cuando yo este delante.
Enséñales a cuidar su privacidad y datos personales. Explícales que no deben dar sus datos personales, información íntima o fotos privadas a nadie, ni aunque sean personas conocidas.
Muéstrales el uso de las diferentes herramientas, para buscar información y para comunicarse. Es importante enseñarles cosas como por ejemplo como pueden proteger su privacidad en las redes sociales.
Crea un clima de confianza con ellos, explícales que con las nuevas tecnologías todos podemos equivocarnos. Que tus normas y lo que estas enseñando servirán de ayuda para que haga un uso seguro, pero que ante cualquier problema lo mejor es comunicártelo. Deben sentirse seguros para comunicarte cualquier problema y no temer la reprimenda.
Hazles saber que las aplicaciones de mensajería y redes sociales, sirven y son muy útiles para comunicarnos con nuestros amigos y conocidos, pero que no deben usarse con desconocidos o para decir algo que no diríamos en persona.
Insiste en que estas herramientas no deben usadas bajo ningún concepto para mentir, insultar o dañar a nadie. Y que en caso de que les ocurra a ellos deben informar de lo ocurrido.
Ponles un horario de uso de internet y del móvil (ya sea para enviar mensajes, escuchar música o juegos, …) que deben cumplir. Es aconsejable acordar con ellos este horario. Por ejemplo, puedes usar el móvil después de hacer los deberes, pero a las 21 h tiene que estar apagado.
Ten siempre acceso a su teléfono móvil y al ordenador, conoce sus contraseñas. No se trata de meternos en su intimidad, es bueno dejarles su parcela. Es decir no es bueno controlar constantemente ni su móvil, ni sus conexiones, pero sí estar pendientes de ello.
No les permitas usar el móvil cuando estén hablando contigo o con otras personas.

Celia Rodríguez Ruiz

Psicóloga y Pedagoga