martes, 17 de marzo de 2015

Procrastinación. El habito de posponer.

Educar a los niños para dejar de posponer sus obligaciones.

La procrastinación proviene del latín:pro, adelante y crastinus referente al futuro. La procrastinación es la acción o hábito de retrasar, de dejar para después actividades o situaciones que han de atenderse, siendo sustituidas por otras menos importantes o más agradables. Todos en algún momento hemos llevado a cabo este tipo de comportamiento, se trata de posponer constantemente algo en el tiempo, dejándolo para un indefinido “mañana” o “luego”, en lugar de dedicarnos a ello ahora mismo.

La procrastinación está muy relacionada con la consecución de nuestras metas y objetivos. Aunque comúnmente se relaciona o se entiende como pereza, puede ser un tipo de trastorno del comportamiento, con complejas implicaciones. Es fundamental conocer la raíz de la procrastinación y educar a nuestros niños para atender a sus tareas hoy en lugar de posponerlas.

La Procrastinación: el hábito de posponer

La procrastinaciónva más allá de la pereza. Puede entenderse como un síndrome que se manifiesta en la evasión de responsabilidades y obligaciones, llevando a la persona a no enfrentarse a ellas.

La procrastinacióntiene que ver con la resistencia al cambio, al esfuerzo, al dolor y la incomodidad que se asocian a determinadas situaciones y tareas. El acto de procrastinar responde a la tendencia natural de evitar el dolor y buscar el placer.

Aquellas tareas arduas, aburridas que suponen un esfuerzo, que implican incomodidad, se asocian al dolor y se posponen para otro momento mejor. Sin embargo, ese mejor momento no existe. Nunca es el momento de enfrentarse a la tarea. Cuando finalmente se nos acaba el tiempo (llega el día del examen, se acaba el plazo, etc.), tenemos que enfrentarnos irremediablemente a la temida tarea.

El resultado es que acabamos enfrentándonos bajo presión y con elevados niveles de estrés. La situación es dolorosa e incómoda porque nosotros la hemos convertido en dolorosa e incómoda al aplazarla. Sin embargo caemos en el autoengaño, nuestra mente se engaña haciendo responsable de la situación de estrés a la tarea, cuando la causa es la manera de hacer la tarea.

De este modo la procrastinación acaba convirtiéndose en un bucle, una pescadilla que se muerde la cola. Cuando más procrasticamos, más pesadas creemos que son las tareas y más se incrementa nuestra tendencia a postergarlo. De este modo se genera un hábito de procrastinación.

Es fundamental prestar atención a la manera que tienen nuestros niños de enfrentarse a sus tareas y obligaciones y educarlos para no posponer sus tareas.La procrastinación puede convertirse en una importante limitación para la consecución de sus objetivos presentes y futuros.


Educar a los niños para dejar de posponer sus obligaciones

Ayuda a los niños a realizar un horario de estudio, trabajo. En dicho horario anotaremos las tareas a realizar. Es importante poner un principio y un final a las obligaciones. Si en lugar de posponer, dedican un tiempo diario podrán hacer sus tareas sin esfuerzo.

Desarrolla una sana autoestima. Es muy común que los niños pospongan tareas por miedo al fracaso. Evitar ese dolor les hace posponer sus obligaciones.

Explícales que cuando terminen sus tareas podrán dejar de preocuparse por ellas y dedicarse a otras acciones más placenteras.

Cuando tengan que estudiar o dedicarse a obligaciones, procura que no tengan distracciones a su alcance. Evita la televisión, el ordenador, móvil, etc.

Refuérzale cuando después de esforzarse haya finalizado la tarea. De este modo recompensas sus actos y comprenderá que su esfuerzo merece la pena.

Cuidado con el perfeccionismo elevado. Cuando una persona es excesivamente perfeccionista, tenderá a aplazar sus tareas por miedo a no cumplir con ese elevado perfeccionismo, dejándolo para cuando tenga más tiempo. Pero no nos engañemos, nunca tendrá más tiempo. Es importante educarles para que se enfrenten a la tarea en lugar de posponerla, enseñarles a hacerla bien, pero sin elevadas exigencias.

La excesiva confianza es otro autoengaño a evitar. La procrastinación se sirve de la excesiva confianza. El pensar “yo puedo, en un rato lo término”, nos lleva a hacerlo más tarde. Es bueno inculcar al niño la idea de hacerlo en el momento, si lo terminamos pronto estupendo y si no es así al menos nos dará tiempo a hacerlo bien.

Edúcales para que no tengan miedo al fracaso. Lo doloroso del esfuerzo no es el esfuerzo en sí, sino el posible fracaso que nos hace creer en un esfuerzo Pero el esfuerzo nunca se pierde, los fracasos son parte del aprendizaje.

Desarrolla su autonomía y autorregulación. Es importante que aprendan a enfrentarse a sus tareas por sí mismo y que sea capaz de auto regular su tiempo. Para ello es fundamental ir dándole poco a poco autonomía e ir aumentándola paulatinamente.

Educa con tu ejemplo.

Celia Rodríguez Ruiz

Psicóloga y Pedagoga


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