viernes, 30 de enero de 2015

Dia de la paz y la no-violencia.


El Día Escolar de la No-violencia y la Paz (DENIP) fue declarado por primera vez en 1964. Surge de una iniciativa pionera, no gubernamental, independiente, y voluntaria de Educación No-violenta y Pacificadora del profesor español Llorenç Vidal. Su objetivo es la educación en y para la tolerancia, la solidaridad, la concordia, el respeto a los Derechos Humanos, la no-violencia y la paz. En este día, los colegios y centros se convierten en instrumentos de paz y entendimiento entre personas de distinta formación, raza, cultura y religión.

El mensaje básico de este día es: ’Amor universal, No-violencia y Paz. El Amor universal es mejor que el egoísmo, la No-violencia es mejor que la violencia y la Paz es mejor que la guerra’.

El DENIP fue reconocido por el Ministerio de Educación y Ciencia, mediante la Orden Ministerial del 29 de noviembre de 1976.

El día 30 de Enero se conmemora ademáxs la muerte del líder nacional y espiritual de la India, el Mahatma Gandhi, el 30 de Enero de 1948, asesinado a tiros por un fanático hinduista.

Gandhi nació en Porbandar, India, en 1869, y tras graduarse en derecho en Inglaterra, se instaló en África del sur y luchó allí contra la discriminación de que eran objeto los indios. Al volver a la India organizó la resistencia no violenta (su filosofía, de base religiosa, tenía por principio fundamental la no violencia) contra el colonialismo y la no cooperación con la administración inglesa. Trató de frenar los choques entre hindúes y musulmanes que se produjeron tras la independencia en agosto de 1947 (los colonialistas británicos impusieron como condición para retirar sus tropas, la división de la India en dos estados, India y Pakistán, uno hindú y otro musulmán). Encarcelado en numerosas ocasiones, era en 1937 el líder de un movimiento independentista capaz de movilizar o detener a millones de indios.

Interés educativo de este día

La formación para la paz, la cooperación y la solidaridad entre los pueblos es una de las finalidades que se plantea este sistema educativo. La LOGSE subraya la necesidad de trabajar estos aspectos de forma similar a otro tipo de contenidos, y de este modo surgieron los temas transversales.

Sin embargo, el trabajar continuamente desde las transversales estos conceptos (la paz, concretamente, dentro de Educación Moral, Educación para la Convivencia y la Paz) no impide que sintamos la necesidad de que existan fechas concretas, como hoy, que nos recuerden que todavía hay situaciones sociales complejas.

Esta celebración es, por tanto, una oportunidad más de contribuir a que los centros se conviertan en instrumentos de paz y entendimiento entre personas de distinta formación, raza, cultura y religión. No hemos de olvidar que la escuela es un reflejo de una sociedad con la que comparte defectos, pero en ella también se educa para la vida y se busca desarrollar en los alumnos las capacidades y competencias necesarias para una participación social activa.

Por todo ello, hemos de contribuir, a través de la educación, a la concienciación de todos en la construcción de un mundo mejor, un mundo más justo y más humano que permita que todos los individuos tengan la misma oportunidad de desarrollar plenamente sus facultades en el seno de una sociedad democrática, libre, justa, responsable y en paz.

martes, 27 de enero de 2015

“Hay que acostar a los niños leyendo un libro y no mirando televisión”

El artículo 31 de la Convención sobre los Derechos del Niño, de 1989, establece que los estados que la suscriben “reconocen el derecho del niño al descanso y el esparcimiento, al juego y a las actividades recreativas propias de su edad y a participar libremente en la vida cultural y en las artes”. En ese sentido, para el pedagogo y dibujante italiano Francesco Tonucci, “es jugando como el niño se desarrolla, y por eso le es reconocido como un derecho”.

Y para jugar, no es necesario gastar un dineral en los juguetes más avanzados a nivel tecnológico. No. “Los buenos juguetes cuestan muy poco”, explica Tonucci durante la presentación de la conferencia “Más juego, más movimiento: más infancia” que brindó ayer en el salón Maestro Alfredo Bravo del Palacio Sarmiento, invitado especialmente por la Biblioteca Nacional de Maestros (BNM), en una iniciativa compartida entre el Ministerio de Educación de la Nación y la Fundación Arcor.

“El barro es el príncipe de los juguetes –continuó Tonucci–. El barro no es nada y puede ser todo. Y a lo largo de la historia de la humanidad, ha sido un material que ha servido para hacer infinidades de cosas. Es un material riquísimo. Y en manos de los niños…” Tonucci no termina la frase y dibuja con su mano abierta un rulo en el aire. La metáfora tiene una explicación: “Un buen juguete es lo que se presta a muchos usos, con distintas condiciones sociales”, agrega el pedagogo, que luego enumera y clasifica como buenos juguetes a la pelota y a la muñeca, chiches que todo niño y toda niña han tenido alguna vez y que sirven para muchas cosas.

Pero Tonucci deja para el final la referencia a otro “buen juguete”: el libro. “A mí me gusta mucho pensar que algún día un padre le dará dinero a su hijo, lo llevará a una librería y le dirá: ‘Elige un libro’.” Ese libro, seguramente, se irá a una casa, de la mano de ese niño, esperando ser leído. Y para Tonucci ahí nace la relación que generará un nuevo lector: “Creo que lo más >importante es ofrecer a los niños la experiencia de la escucha. No se puede aprender a leer bien y con gusto sin haber vivido, sin haber tenido una experiencia de gozar con la escucha de un adulto que lea al niño. Pero como no todas las familias pueden acceder a ese derecho, es obligación de la escuela hacerlo para todos los niños, de manera que todos tengan una experiencia básica fundamental para pasar a la parte técnica del aprendizaje de la lectura”. Para “Frato”, como lo apodan al pensador y dibujante italiano, “un niño debería empezar a leer porque desea leer; porque vivió la experiencia fascinante de la escucha de la lectura de libros que un adulto le regaló a lo largo de días y días”, y considera que esto debería ser costumbre en las escuelas, con una franja horaria establecida para tal fin. “Esta es la única garantía de que en esos niños pueda surgir el deseo de aprender a leer. Una vez hecho esto, lo más importante ya estará conseguido, y después el aprendizaje instrumental de la lectura es una cosa que los niños hoy en día aprenden solos”, agregó.
Además del pedagogo y dibujante invitado, participaron de la conferencia la socióloga Cristina Diéguez, y especialistas de la Dirección de Educación Inicial del Ministerio de Educación de la Nación. La propuesta ha sido declarada de interés educativo por el Ministerio, y tuvo como eje central el derecho a jugar, buscando interpelar a los adultos sobre las genuinas oportunidades que tienen los niños y las niñas en relación con el juego y el movimiento.
Finalmente, para arrojarse a la práctica de la lectura con un niño, Tonucci recomienda “leer sin temor, sin pensar que se está perdiendo el tiempo o que se podría hacer algo de mayor importancia”. Y antes de ir a la cama “acompañar a los niños a dormir leyendo un libro y no mirando la televisión, lo que constituye las bases de la lectura”. Esto, siempre, con la idea de jugar con el chico, porque en términos de jugar, para Tonucci “nunca se deja de ser un niño”. «

¡Y cuánta razón les asiste! Se han hecho estudios en Stanford Center for Cognitive and Neurobiological Imaging para determinar – mediante un aparato fMRI para escanear el cerebro – el efecto que tiene la lectura relajada y la lectura analítica. Los resultados fueron asombrosos: si bien la lectura relajada ayuda a desarrollar la percepción de la persona para comprender el mundo que la rodea, la lectura analítica aumenta el flujo de sangre hacia el cerebro en general, pero específicamente hacia la corteza prefrontal. Esta región se ocupa de una serie de procesos cognitivos que trabajan para ayudar a la administración de la atención y la realización de actividades complejas. Estos resultados preliminares darán como resultado una investigación más profunda sobre cómo la lectura puede moldear y cambiar la cognición de la gente. Leer con nuestros hijos obras que les dejen un mensaje de unidad entre la gente, de responsabilidad mutua y de empatía hacia sus semejantes es indispensable.

lunes, 26 de enero de 2015

Educar con disciplina positiva

Educar a los niños no siempre es una tarea sencilla, sobre todo cuando queremos inculcar disciplina, ya que los padres tenemos varias formas de hacerlo. La disciplina positiva se apoya en una fórmula novedosa que está basada en la colaboración, el respeto y la confianza. Educar con disciplina positiva surge como alternativa efectiva a la tradicional disciplina punitiva, por un lado, y al permisivismo, por otro.
La disciplina positiva: educar desde el respeto.


Los niños y niñas están en una etapa de desarrollo y aprendizaje, forjando su identidad, ensayando formas de actuar, y sus conductas no siempre son las más adecuadas.

Tradicionalmente se ha empleado la disciplina punitiva, basada en los castigos, como fórmula para corregir las malas actuaciones de los niños. Este tipo de disciplina no tiene en cuenta las características del niño/a y trae consigo consecuencias negativas como resentimiento, venganza, rebelión, reducción de la autoestima, etc... Carece además de beneficios ya que el niño/a no aprende a diferenciar y escoger conductas, no se desarrolla su responsabilidad y autonomía desde la madurez personal, lo único que se consigue en el mejor de los casos es inculcar miedo evitando así la conducta no deseada.

Es el momento de cambiar el método tradicional, y dejar de lado la imposición de normas y reglas en la educación de nuestros niños y niñas. La disciplina positiva aboga por ser el recurso educativo que constituye el medio para el desarrollo sano y feliz de los niños y niñas. Consiste en una estrategia convertida en un camino para educarles hacia ser autónomos y responsables, cuidando y nutriendo su autoestima y desarrollando su personalidad. La disciplina positiva se basa en el respeto mutuo y tiene como fin último el de servir a la educación para lograr una maduración plena, como base de su responsabilidad, independencia y bienestar.

Si educamos desde el miedo, el niño/a no sabrá analizar su conducta y escoger. Simplemente se limitará a evitar la consecuencia temida. La disciplina positiva ha de tener como objetivo la no necesidad de disciplina, desarrollando el razonamiento del niño/a.
En qué consiste la disciplina positiva

Educar aplicando una disciplina positiva implica:


1. Ir más allá del castigo de la mala conducta, requiere dar un paso más.

2. Implicarse para enseñar a los niños y niñas a identificar sus conductas, desarrollar en ellos habilidades para la solución de problemas

3. Desarrollar la autodisciplina, enseñarles a cooperar y ser responsables.

El objetivo es que los niños y niñas desarrollen su responsabilidad comprendiendo que sus actos tienen consecuencias. Los niños y niñas llegan a comprender por qué deben actuar de un modo determinado, ya que saben las consecuencias negativas o positivas de sus conductas.

La disciplina positiva se basa en compartir y asumir responsabilidades, estimulando al niño/a y cooperando con él en su desarrollo, sin olvidar que ellos son los protagonistas del mismo.

Consejos para educar con disciplina positiva

1. Parte de la comprensión del niño/a. Analiza su conducta, observa y pregúntale si es necesario. Averigua por qué se comporta así, cuales son las creencias y cuáles son las emociones que tiene y experimenta.
2. Ayúdale a reflexionar sobre su propia conducta. En lugar de limitarnos a reñirle por lo que hace le ayudaremos a pensar mejor, preguntándole ¿qué ha pasado? ¿por qué has hecho esto? ¿qué pensabas? ¿cómo te sentías?
3. Aplica disciplina y cariño. Se trata de poner límites y normas firmes pero no escatimar en cariño y comprensión.
4. En lugar de castigos, reflexiona sobre las consecuencias y trabaja en la búsqueda de soluciones. Es importante que el niño/a entienda que sus actos tienen consecuencias. En lugar de gritar al niño/a, emplearemos el diálogo para que comprenda por qué ha hecho mal, que consecuencias tienen sus actos y buscaremos entre todos una solución.
5. Haz que se involucre en las normas. Para ello en lugar de imponerle permítele escoger entre varias opciones.
6. Sirve de ejemplo. Sé consecuente con tus actos y sus consecuencias. Eres su modelo.

Celia Rodríguez Ruiz. Psicóloga clínica sanitaria, especialista en Pedagogía y Psicología infantojuvenil. Directora de Educa y Aprende. Autora de la colección Estimular los Procesos de lectura y escritura.

martes, 20 de enero de 2015

Comunicación familiar para prevenir los abusos sexuales mediante los cuentos.

Los secretos son la base fundamental de los abusos, eduquemos en confianza.

Enseñanza
Enseñar a los niños a diferenciar secretos buenos(sorpresas) y secretos malos, algo clave para evitar los abusos sexuales.

CUENTO
Escapando de un secreto
Hace mucho tiempo, había un país en el que todo eran sorpresas: había fiestas sorpresa, regalos sorpresa, visitas sorpresa y mil sorpresas más. Niños y mayores las preparaban a escondidas con gran ilusión y cuidado. Luego, cuando llegaba el gran día, se descubría la sorpresa y todo se llenaba de alegría.

Vivía en el país vecino el Señor del Silencio Oscuro, quien sentía tanta envidia por aquella felicidad continua, que decidió acabar con ella usando la peor de sus armas: los secretos. Los secretos eran casi idénticos a las sorpresas, pero había una cosa que los diferenciaba: ellos odiaban la fiesta y la alegría, y nunca querían salir totalmente de su escondite. Viajaban escondidos, siempre de una persona a otra, colándose en sus corazones, y usando mil trucos para no ser descubiertos. De todos ellos, su truco favorito era el miedo, haciendo creer que pasarían cosas terribles si se llegara a descubrir el secreto. Pero en todo lo demás el parecido con las sorpresas era tan grande, que el malvado pensó que nadie llegaría a diferenciarlos.

Así que el Señor del Silencio envió a sus fantasmales sembradores de secretos al país vecino, y estos consiguieron llenarlo todo de secretos, miedos y susurros. Las sorpresas fueron desapareciendo, y apenas quedaban niños que no tuvieran atrapado el corazón por un secreto. Pero entonces Laura, una de aquellas niñas atrapadas, descubrió que su coranzoncito se estaba haciendo cada vez más pequeño y triste. Y superando su terrible miedo, le contó el secreto a su mamá para ver si podía ayudarla.
El secreto voló veloz hacia el corazón de su mamá, dispuesto también a atraparla, pero al tocarlo explotó en mil pedazos, dejando libre a la niña ¡Menuda sorpresa! Nadie, ni siquiera el malvado Señor del Silencio, sabía que los secretos no pueden atrapar al mismo tiempo el corazón de una madre y su hija, porque están unidos por un amor especial que ni siquiera el miedo puede romper.

Laura, sintiéndose otra vez libre y alegre, corrió a contárselo a todos sus amigos. Estos, según fueron hablando con sus mamás, vieron cómo sus secretos estallaban y obligaban a los sembradores de secretos a volver a su oscuro y triste reino. Y libres del miedo, y felices de nuevo, jamás volvieron a preocuparse por los secretos, pues sabían perfectamente cómo diferenciar una sorpresa de un secreto. Bastaba con contándoselo a mamá, porque al compartir sus corazones las sorpresas los llenaban de alegría y los secretos estallaban en mil pedazos.
Pedro Pablo Sacristan

lunes, 19 de enero de 2015

Fomentar la autoestima.


Vamos a comenzar el año con algunas recomendaciones para fomentar la autoestima de los peques:

- Estar presentes, tenerle en cuenta. Dedícales tiempo exclusivo, escúchales con atención cuando te hablen, mirándoles, dando muestras de que escuchas y te interesas.

-Dales responsabilidades, fomenta su autonomía. Hay muchos aspectos de la vida cotidiana de un niño en que se le puede ofrecer autonomía. Por ejemplo, en sus hábitos diarios de higiene, alimentación, sus obligaciones, en la gestión de su tiempo de ocio… Déjales tomar pequeñas decisiones y elegir entre diferentes opciones acordes a su edad.

-Facilita situaciones donde pueda relacionarse con diferentes niños.

- Establece límites y sé consistente con ellos. Los límites dan seguridad, marcan el camino y los niños los necesitan
.
-No compares. Ni de forma negativa ni positiva. Le quieres y valoras por ser él mismo, no por ser mejor ni peor que otros

- No le etiquetes. Las etiquetas ( “el listo”, “el vergonzoso”, “el revoltoso”…) tanto en positivo como en negativo son perjudiciales. Una etiqueta en positivo puede generar ansiedad en el niño intentando cumplir siempre con tus expectativas y sintiéndose muy mal cuando no lo consigue.

-Cuando tenga un mal comportamiento juzga las conductas y no al niño, no es lo mismo decir “que malo eres” que “está mal que empujes a ese niño”.

-Déjale probar, explorar cosas nuevas, equivocarse. No le des las soluciones de manera inmediata, deja que lo intente y si fracasa normalízalo y hablad de qué podíamos haber hecho de manera diferente. Reconozcamos nuestros propios errores.

-Sé lo más específico posible a la hora de hacer halagos, es preferible decir “Me gusta mucho como has recogido todos tus juguetes” que “te has portado bien”. Es importante que el niño sepa exactamente qué es lo que te ha gustado y además son halagos más creíbles. No exageres.

-Valora sobretodo el esfuerzo, no te limites a premiar el logro.

- No le sobreprotejas. Mostrar excesivamente nuestro miedo a separarnos, a que intenten cosas nuevas… le puede trasmitir inseguridad.

-No le critiques delante de otros, aunque parezca que no escucha.

-Valida sus emociones.

- Si tienes más hijos, intenta buscar, después en cuando un espacio individual a uno.

- Y sobre todo, fomenta tu propia autoestima y autocuidado pues eres el mejor ejemplo que puede seguir.

martes, 13 de enero de 2015

¿Amor responsable o amor ciego hacia los hijos? Amar sí, pero con inteligencia.

Nace un nuevo ser. Un nuevo ser inmaculado, blanco, sin límites, infinito. Lo estábamos esperando hace mucho tiempo, es parte de nosotros y lo rodeamos de amor, de atención, de risas y ensoñaciones. Nos hace feliz sentir su corazón en nuestro pecho o verlo dormir junto a nuestra cama. Y ese bebé crece. Crece sin darnos cuenta, sin hacer un plan de futuro, un proyecto familiar; crece rodeado de cariño ciego, de satisfacciones e improvisaciones. Crece protegido, tan protegido que no tiene espacio para crecer. ¡Cuidado con la sobreprotección!
Para querer hay que aprender a querer


Muchos padres quieren convertirse en amigos de sus hijos, en sus iguales; quieren diluirse en su mundo infantil y de esta manera ganar su admiración, sus secretos y su cariño fácil. Son padres pacientes que explican una y otra vez las razones de sus exigencias, que disculpan, que no utilizan su autoridad porque creen que pueden traumatizarles o herirles; que prefieren no intervenir antes que enfrentarse a sus hijos.

Los hijos necesitan límites firmes para crecer equilibrados, necesitan discutir, aprender a negociar y a superar frustraciones. Nuestros hijos han de aceptar sus errores y aprender de ellos, asimilar la responsabilidad de sus acciones y saber solucionar sus problemas. Deben conocerse y saber controlarse, ser flexibles y relacionarse libremente con su entorno, sin filtros, sin escudos, sin barreras. Con tan solo su educación, sus valores y su buen juicio.

Y para conseguir esto es necesario que exista una estructura familiar clara, vertical, donde los padres están “arriba” y los hijos “abajo“, evidentemente basado en un criterio de experiencia y responsabilidad, no de sometimiento.

¿Por qué? Porque los padres somos los adultos, los líderes que podemos guiar porque sabemos o debemos saber a donde vamos. Los que podemos poner normas y hacerlas cumplir y asimilar para llegar al destino. Somos, en definitiva, los que, con nuestra autoridad y firmeza, establecemos objetivos para nuestros hijos y ponemos los medios para conseguirlos.
Los niños son niños. Los padres, los guías.

“Un padre es mucho más que un amigo”.

Los padres amigos de sus hijos, los padres sobreprotectores, los padres que retrasan sus intervenciones educativas para cuando los hijos sean más mayores cometen un gran error.

Desde que son muy pequeños hemos de prepararles para ser adultos responsables, para que aprendan a hacer lo que deben y no sólo lo que les apetece; para que sepan que conseguir lo que se desea requiere esfuerzo, trabajo y, en muchas ocasiones, sacrificio.

¿Por qué has de evitar que se caiga y se dé un pequeño susto? Al hacerlo está aprendiendo a ser más prudente.

¿Por qué quitar la televisión cuando hay una noticia impactante sobre la desgracia de otra persona? Verlo junto a ti, mediado por tus aportaciones, le permitirá valorar más lo que tiene y ser más empático con los demás.

¿Por qué has de prepararle la ropa del día siguiente? Si tu hijo, que tiene dos manos, dos piernas y dos ojos es capaz de hacerlo él mismo con la misma eficacia que tú.

¿Por qué has de premiarle con un viaje o una bicicleta por aprobar el curso? ¿Acaso no es su obligación, su única obligación?

¿Por qué tiene libertad absoluta para gastar su dinero en lo que quiera, incluida en esas cantidades insanas de “chuches”? ¿Desde cuándo los niños saben poner límites a sus apetencias?

¿Por qué puede salirse con la suya y evitar cumplir con sus tareas domésticas? ¿Acaso no es también su casa? ¿Acaso no cumples tú con las tuyas? ¿Por qué te conformas con que haga una cama mal hecha cuando tiene dos manos para poder hacerla correctamente?.

¿Por qué le tratas y le hablas como si tuviera 7 años si en realidad tiene 11? ¿Por qué no le enseñas con esta edad a cocinar, a limpiar, a hacer recados, a responsabilizarse de la compra diaria del pan o del periódico? ¿Por qué sacas tú los platos del lavavajillas mientras él está leyendo tranquilamente un libro o jugando al ordenador?.

¿Por qué le permites elegir el menú para cenar o la hora de irse a la cama? ¿Quién pone las normas en casa?

¿Por qué, si tu hijo tiene la edad y la madurez necesaria, devuelves tú los videos en el videoclub o tiras las toallas sucias a lavar? ¿Tiene algún tipo de impedimento o es quizás porque se lo impides tú mismo?

¿Por qué contestas tú por él cuando le preguntan algo y él se siente cohibido? ¿Acaso tu hijo es mudo o sordo? ¿Por qué no le das la oportunidad de superar su timidez, permitiendo su silencio?

Por Elena Roger
Pedagoga en el Gabinete Pedagógico Solohijos

¿Quieres ser mejor padre o madre? ¡Pregunta!

En ocasiones, no hay tanta distancia entre el padre que eres y el padre que quieres ser. Los problemas con nuestros hijos están ahí pero estos no deberían ser la excusa para perder nuestros principios de vida y adoptar hábitos tóxicos para todos. No solucionan nada y además nos convierten en personas que nunca habríamos querido ser.

Estar inmersos en el día a día nos impide mirarnos desde fuera y ver qué aspectos de nuestra vida deberíamos cambiar para mejorar y ser los mejores padres/personas posibles. Y lo peor es que en muchas ocasiones creemos que son nuestros hijos los que deberían cambiar y nuestros hándicaps se vuelven invisibles para nosotros. O que hemos cambiado porque ellos nos han obligado a cambiar, con cierta acritud en el tono.
Una estrategia resolutiva

Es por eso que te proponemos que hagas un esfuerzo de humildad y valentía. Pregúntale a un familiar, a un buen amigo, a un tutor… en definitiva, a alguna persona de tu confianza cuáles son tus puntos débiles como padre, incluso como persona.
Recuerdo que cuando se lo pregunté a mi padre me sorprendió escuchar algo que nunca antes me había dicho: “Elena, escucha a tus hijos, fíjate en lo que no te dicen y por qué no lo hacen”.
¿Por qué antes no me lo había dicho? Y me contestó que “nunca antes se lo había preguntado”. El que no se hace preguntas no busca respuestas, evidentemente, y continúa con la inercia de creer que todo está bien cómo está.
Otro punto de vista que te interesa conocer

Un segundo ejercicio, todavía cargado de más humildad, es hacer la misma pregunta a tus hijos. Preguntar a un hijo adolescente en qué deberíamos cambiar y cuáles creen que son nuestros puntos débiles nos proporciona una nueva visión de realidad; información que, aunque cargada de connotaciones emocionales, nos pueden dar una nueva panorámica de nosotros mismos.

Las respuestas de mis hijos me han ayudado a bajar la velocidad, a pasar más tiempo con ellos, a darles más tiempo para pensar y solucionar problemas y a darles más autonomía, entre otras cosas. Sus respuestas me han ayudado a entender sus necesidades y mi falta de acomodación a las mismas.
“Pero quién se ha creído que es…”

Si un buen amigo te dice que proteges demasiado a tus hijos, lo escucharás como una intromisión en tu intimidad y te defenderás: “pero quién se ha creído que es…”, “que mire primero lo que pasa en su casa”, “si supiera lo que piensan sus hijos de él no se atrevería a meterse en las vidas ajenas…”
Pero si eres tú quién pregunta, quién tiene interés por conocer y mejorar, esa misma respuesta la asumirás y la valorarás como positiva, buscando los medios para cambiar si lo crees necesario. No te defenderás sino que agradecerás su sinceridad.

Una buena amiga me comentaba indignada que se había enfadado con otra porque ésta le había dicho que sobreprotegía a sus hijos: ¿Y ella qué sabrá? Que se preocupe de sus hijos que no hacen más que meterse en líos y suspender… Con esa actitud defensiva era imposible no solo que se preguntara qué parte de razón podría tener ese comentario sino cualquier aportación mía, por lo que yo permanecía callada todo el rato. Una vez desahogada y viendo que no decía nada, me preguntó si yo creía que tenía razón y ante esa pregunta sincera no pude nada más que decirle la verdad, que sí tenía parte de razón. En esta ocasión, no se enfadó. Sinceramente interesada, me preguntó para saber más.
Antes de preguntar debes querer escuchar la respuesta.

Pero recuerda, antes de hacer la pregunta, debes QUERER ESCUCHAR para aprender de lo que escuches, creyendo sinceramente que es una oportunidad para descubrir cosas nuevos de ti. Lo importante no es aceptar ciegamente lo que te dicen sino escuchar con conciencia para DESCUBRIR algo nuevo sobre ti, desde la perspectiva del corazón.



Elena Roger Gamir
Pedagoga – Solohijos

jueves, 8 de enero de 2015


Buen regreso a clases familias!!!

Nuestros pequeños hoy están retomando sus rutinas escolares y eso trae movilización a toda la familia.

Recuerden que es importante acompañar todo cambio con amor y respeto y podría ser que los primeros días, en lo que se acomodan los ritmos nuevamente, los pequeños muestren comportamientos irritantes, sensibles, angustiantes, eufóricos o de alegría, es todo normal y dura poco..

Solo debemos estar presentes y disponibles para acompañarlos emocionalmente en algo que tal vez para nosotros no sea tan significante pero que para ellos es muy importante, pues la escuela representa su entorno social extraordinario a la vida familiar, donde conviven con otros iguales y otras figuras de autoridad.

Una forma de estar cerca de nuestros peques, es simplemente preguntarles con cariño cómo les fue y prestar atención a lo que ellos tienen para contar, en pocas palabras, entrar a su mundo