viernes, 7 de noviembre de 2014
Tres formas de mejorar la relación y la comunicación con tus hijos
Un parque infantil cualquier día laborable por la tarde: gritos, llamadas públicas de atención de padres a hijos, amenazas, prisas, nervios y descontrol…
Un parque infantil una soleada tarde de sábado: miradas complacidas a los niños, sonrisas, carreras, acompañamiento cariñoso de padres a hijos…
Hace unas semanas que fui consciente de esto y se ha repetido cada vez que he acudido a un lugar frecuentado por familias, con algunas excepciones, claro está. Quiero pensar que casi todos los padres deseamos criar con calma y alegría a nuestros hijos, pero por alguna razón los días de trabajo se apodera de nosotros una desazón extraña que nos transforma en personas irritables, impacientes y nerviosas. Y cuando estamos con niños este estado es una bomba de relojería emocional. La comunicación se rompe o se vuelve una carrera de obstáculos.
Si estás incómodo en tu hogar, si a diario te encuentras dando voces por tonterías que sabes que no merecen esa reacción por tu parte, si te molestan los gritos de los niños, los ruidos de los niños, las bromas de los niños, si ellos también responden con gruñidos y mal humor a quienes les rodean… entonces prueba a hacer esto y me cuentas en los comentarios:
Pasa un rato en exclusiva cada día con tu hijo (y esto quiere decir, sin contestar los mensajes del móvil, sin poner el lavavajillas ni doblar ropa, teniendo apagada la televisión): puedes dedicarlo a los que más os guste o lo que os apetezca hacer en ese momento, leer, dibujar, jugar a las cartas, escribir a un familiar que vive lejos, charlar de lo que le pasó con sus amigos, contarle cómo te fue en el trabajo, recordar anécdotas de su etapa de bebé o de tu etapa de niño. La cuestión es que te dediques en exclusiva a ESTAR con él con los cinco sentidos
Empieza y termina el día con cariño: nada de persianas arriba y ¡levántate, que llegas tarde al cole!, mejor un beso, un buenos días, caricias en el pelo, cinco minutos compartidos en la cama -da igual en la de quién- y con calma compartir el desayuno, el vestirse, quitar las legañas… Y cuando llegue la hora de dormir recuerda que es importante que hayáis resuelto los conflictos pendientes antes de apagar la luz para descansar bien y no llevaros al día siguiente esos asuntos, para evitar comenzar el día con tristeza o rabia contra el otro
Sé cariñoso y dile cuánto te importa con palabras y actos: nunca es tarde para recuperar la buena costumbre de decir con palabras a nuestros hijos que los queremos, que nos equivocamos y que les ofrecemos nuestras disculpas y también les ayudaremos a sentirse mejor si los herimos en algún momento.
La comunicación entre padres e hijos es poderosa, mucho más que cualquier otra cosa que puedan vivir nuestros hijos, deja una huella profunda en su interior que perdura y los alimenta o los atormenta durante años hasta que son capaces de resolverlo. Así que tomar las riendas de lo que decimos y de cómo lo decimos es una responsabilidad grande aunque muy satisfactoria.
Como ves es posible, con peuqeñas acciones, mejorar la sintonía con tus hijos y recuperar el diálogo. Si tienes dificultades para comunicarte con tu pareja o tus hijos estáte segur@ de que es posible vencerlas.
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